No todo lo que escuece en la nariz es mefedrona.
Sales un día a la sauna y decides comprar mefedrona a un distribuidor que conoces por una aplicacición, quien te asegura que es de alta calidad y que todo el mundo se la pide. Le comentas que la última vez que consumiste, los efectos que experimentaste no eran los que esperabas, además de haber recibido quejas de las personas a las que invitaste. Te asegura que no será así, que lo que tiene es un subtipo de mefedrona que le ha llegado nueva, que en vez de ser 4-MMC es 3-MMC. Te enseña incluso la página web de donde la ha comprado, hasta su envase con las siglas, así que aceptas
Al reunirte con tu grupo de amistades, tres también habían adquirido provisiones de mefedrona, cada uno de un proveedor diferente. A lo largo de la noche, vais compartiendo las drogas hasta que, de golpe, uno de tus colegas empieza a encontrarse muy mal. Tan mal que la noche acaba en ingreso hospitalario.
Al cabo de poco, podéis contactar con el colega al que ingresaron, quien os comunica que todo lo sucedido se debe a una “intoxicación por mezclar catinonas sintéticas” y os pregunta si sabéis qué son, no recuerda haber tomado eso. De golpe, tus colegas parecen sacados del Diario de Patricia:
¿Sabes lo que te metes?
Las catinonas sintéticas son un grupo de sustancias formado por más de 100 tipos diferentes, donde se incluyen la mefedrona (4-MMC), metafedrona (3-MMC) y clofedrona (3-CMC). En otras palabras, es como si habláramos de cannabinoides (THC, CBD, CBN, etc.), anfetaminas (speed, la tina y dextroanfetamina) o benzodiacepinas (lorazepam, diazepan, alprazolam, etc.) que pertenecen a determinados grupos de sustancias porque tienen ciertas características comunes.
Pero esta pertenencia no implica que se traten de y consuman igual, porque son sustancias diferentes. Para que te hagas una idea, como bien sabes, existen diferentes tipos de manzanas, algunas más dulces y otras más ácidas. Estos matices provocan que existan preferencias en cuanto a escoger una u otra, pues esto mismo sucede con las catinonas sintéticas.

7 de cada 10 muestras vienen adulteradas.
La mefedrona está sujeta bajo control desde 2011, concretamente, según el BOE-A-2011-2490, desde el 9 de febrero. Hecho que dificulta saber cuál es su composición real, ya que se adquiere en un mercado no regulado. Como comentábamos anteriormente, desde su fiscalización, han ido apareciendo otras sustancias que se venden como alternativas legales a esta, como la metafedrona (3-MMC) y la clofedrona (3-CMC).
En el mercado no regulado también existe el marketing, pensado para incrementar el beneficio económico. Por eso, parece una “buena” estrategia publicitar las diferentes catinonas sintéticas como subtipos de mefedrona.
Pero claro, lo lógico sería que la gente se diera cuenta, pero parece que este engaño ha funcionado en España, ya que, año tras año, mayor proporción de sustancias alegales se venden como mefedrona (4-MMC).
Gráfica 1
Las adulteraciones por sustitución son las más frecuentes. En estos dos últimos años, se ha identificado, mayormente, metafedrona (3-MMC) y, en segundo lugar, clofedrona (3-CMC) en las muestras y sin presencia de mefedrona. Ambas catinonas sintéticas, con un perfil más estimulante que la mefedrona y, según Tripsit, de menor duración, lo que implicaría un mayor riesgo de efectos adversos y uso compulsivo que la mefedrona. Pero hemos detectado muchas más a lo largo de estos años, en su mayoría, suelen ser otras catinonas sintéticas no fiscalizadas. ¿Por qué? Más barato y menos problemas legales.
Urgencias médicas y muertes asociadas en Francia
En general, la adulteración es un riesgo presente en cualquier sustancia que se adquiera en el mercado no regulado, pero los casos de intoxicación grave son anecdóticos y escasos. Esto se debe a que la adulteración puede producirse, principalmente, para aumentar el beneficio, aunque también por las condiciones higiénicas y técnicas de los laboratorios clandestinos.
Pese a esto, es importante recalcar que, sobre las catinonas sintéticas, se tiene conocimiento escaso por parte de la comunidad científica, dada su reciente aparición. La asignación sobre los riesgos graves asociados a su combinación es reciente.
La Red de Drgas francesa ha podido, a través de la farmacovigilancia sobre los casos relacionados con el Chemsex, asignar un riesgo que no se conocía sobre estas drogas. La mayoría de las urgencias, casos graves e incremento de las defunciones asociadas al Chemsex se vinculan a la mezcla de estas sustancias.
En España, la 3-MMC y la 3-CMC no han estado sujetas bajo fiscalización. Especialmente, esto ha favorecido que desde que la mefedrona se fiscalizará, la 3-MMC haya sido la más utilizada de todas durante años. En cambio, en Francia se fiscalizó con anterioridad.
Con la fiscalización a España, llegará más adulteración.
Desde el 17 de febrero esto ha cambiado en España, (BOE-A-2023-4325). Por tanto, en estos meses el grado de adulteración volverá a incrementarse. De la misma forma en que ya lo está haciendo la mefedrona o como sucedió con la MDMA.
Check your Chems
Aunque esta normativa no implica vivir la misma situación que Francia, sí que marca una desestabilización del mercado en España. Ya sabes, “más vale prevenir que curar”, por ese motivo, Check your Chems se va a ofrecer en las Comunidades Autónomas de Cataluña, Madrid, Baleares, Andalucía y también en otros países.
En este caso, se ofrece como una adaptación del Servicio de Análisis de Energy Control, incorporando el abordaje de la sexualidad y diversidad. Esto implica que no únicamente se analizarán sustancias asociadas al Chemsex, las personas podrán conocer la composición real de cualquier sustancia, cuantificar la pureza de casi 100 sustancias e identificar posibles adulterantes. Su finalidad es ser un recurso próximo desde donde proporcionar información no estigmatizante ni paternalista, basada en la evidencia y de utilidad para cualquier persona que haga un uso sexualizado de sustancias, que participe en sesiones de Chemsex y para aquellas de la comunidad LGBTI+ que utilicen sustancias en cualquier contexto.