Introducción
El término “psicosis inducida por sustancias” puede resultar intimidante. A menudo se asocia, de forma errónea, con la idea de que se trata de una condición psiquiátrica permanente, o bien como una “prueba” de que hay algo profundamente alterado en nuestra salud mental, o incluso como un indicio de un trastorno latente aún no diagnosticado. Esta percepción alejada de la realidad genera miedo, confusión y estigmas, tanto a nivel individual como social.
Además de los espacios donde se realizan usos sexualizados de sustancias estimulantes —como en el chemsex—, también es relativamente frecuente la aparición de episodios psicóticos transitorios asociados al consumo de otras sustancias, como el cannabis o los psicodélicos.
En el caso de los estimulantes como la metanfetamina o la mefedrona, estos episodios suelen estar relacionados con un efecto secundario indirecto, derivado de la privación prolongada de sueño y la falta de descanso físico y mental, más que del consumo en sí mismo.
En la mayoría de los casos, se trata de un síntoma agudo y reversible, que suele mejorar tras dormir y cesar el consumo. No obstante, la duración del episodio puede variar: en algunas personas, los síntomas desaparecen en unas horas, mientras que en otras pueden persistir durante varios días, e incluso más de una semana.
Cuando existen antecedentes de trastornos de salud mental o se han vivido episodios similares de forma recurrente, esta sintomatología puede cronificarse o derivar en cuadros más complejos que requieren atención especializada. Aun así, para muchas personas se trata de una experiencia puntual, altamente angustiante, pero transitoria, que han vivido en primera persona o han presenciado en otras personas dentro del entorno de consumo.
Tanto para quien lo experimenta como para quien lo presencia, puede ser un momento profundamente desestabilizante. Por ello, comprender sus causas, saber cómo actuar y reducir el estigma asociado es clave para mejorar la experiencia en estos tipos de consumo.
Síntomas comunes de psicosis inducida por sustancias en contextos de chemsex
A continuación, se enumeran algunos de los síntomas más frecuentes observados en experiencias asociadas al chemsex:
Sensación de que otras personas escuchan detrás de la puerta o están vigilando desde fuera de la vivienda.
Creencia de que nuestros dispositivos electrónicos están intervenidos, hackeados o monitorizados.
Hipervigilancia ante la posibilidad de la existencia de cámaras ocultas o sistemas de grabación encubiertos.
Sentimiento de estar en el centro de un complot (por parte de una banda, secta o incluso del grupo de personas con quienes estamos compartiendo el consumo o la fiesta).
Creer que alguien nos ha transmitido deliberadamente el VIH, la hepatitis C u otra ITS.
Convicción de haber sido drogado sin consentimiento, incluso dentro de un espacio aparentemente seguro.
Pensar que estamos siendo víctimas de gaslighting (que se nos está manipulando para hacernos dudar de nuestra percepción o estado mental).
Escuchar voces o susurros, especialmente en momentos de aislamiento o privación de sueño.
Visualización de presencias o sombras en la visión periférica, que pueden parecer flotantes o huidizas.
Sensación de tener insectos bajo la piel (formicación), acompañada frecuentemente de rascado compulsivo o de la necesidad de hurgar en manchas o imperfecciones cutáneas.
Hipervigilancia somática: atención excesiva a sensaciones corporales que, en ese momento, pueden interpretarse como anómalas o preocupantes (dolor articular, manchas, cambios en la piel, alteraciones en la orina o las heces, etc.).
Creencia de que se pueden escuchar señales eléctricas, corrientes o emisiones de radio desde las paredes.
Sensación de que hay microorganismos, insectos o bacterias en las grietas, tejidos o rincones del entorno.
Interpretación de coincidencias o patrones como señales o mensajes ocultos, a los que solo una misma persona puede dar sentido.
Sentimiento de juicio o exposición pública, especialmente relacionado con el hecho de estar bajo los efectos de sustancias, ser gay, vivir con VIH, tener una expresión de género no normativa o prácticas sexuales estigmatizadas.
Sensación de amenaza o urgencia, acompañado de una fuerte inseguridad emocional o física.
Ideas paranoides o persecutorias, tanto en el entorno físico como en el digital.
Fijación u obsesión por demostrar, interpretar o encontrar pruebas que confirmen cualquiera de las ideas anteriores.
En algunos casos, ciertos pensamientos o percepciones pueden tener una base realista o estar parcialmente basados en hechos concretos. Sin embargo, es importante entender que muchos de estos síntomas también son manifestaciones frecuentes del consumo de determinadas sustancias, especialmente cuando se combina con falta de sueño, estrés acumulado o un estado emocional vulnerable.
Muchas personas que han participado en sesiones de chemsex conocen a alguien cercano que ha experimentado estos síntomas o los han vivido en primera persona. Aunque no se manifiestan en todas las personas, cuando aparecen, suelen estar relacionados con la acumulación de cansancio físico, la falta de sueño (a menudo tras una o más noches sin dormir) y la sobrecarga estimulante.
En muchos casos, el propio cuerpo y la mente emiten señales de alerta que pueden interpretarse como una invitación a interrumpir el consumo y descansar. Estas señales suelen preceder a los síntomas más intensos, y prestarles atención puede ser clave para prevenir un episodio más grave.
Sin embargo, en algunas personas, los síntomas psicóticos o paranoides pueden aparecer al inicio del consumo, incluso sin que haya habido una sesión especialmente prolongada. Esto puede estar relacionado con factores individuales.
En la mayoría de los casos, los pensamientos asociados presentan un fuerte componente obsesivo, difícil de interrumpir, y van acompañados de ansiedad intensa, sensación de peligro inminente, persecución o la creencia de estar envueltos en algún tipo de conspiración.
¿Qué está pasando?
¿Qué provoca la psicosis en contextos de chemsex?
La psicosis inducida en contextos de chemsex se asocian con mayor frecuencia al consumo de estimulantes con efectos anfetamínicos, como la metanfetamina y las catinonas sintéticas (mefedrona, 3-MMC, 4-MMC, MDPV, 3-MEC, entre otras).
Su aparición es más probable cuando confluyen varios factores de riesgo:
- Participar en sesiones con personas desconocidas o en lugares que transmiten poco control.
- La persona se encuentra en un entorno donde no se siente segura o percibe juicios.
- Existen antecedentes de salud mental, tiene una personalidad predispuesta o está de mala racha.
- Se experimentan sentimientos de culpa, vergüenza o rechazo excesivo, relacionados con el sexo, las drogas o la identidad.
- Se ha pasado una o más noches sin dormir.
- Se ha excedido en la cantidad, lo cual suele asociarse a las vías vaporizada y, especialmente, a la inyectada.
- Uso habitual de la sustancia, lo que dificulta que la persona tenga un sueño reparador.
Sin embargo, más allá de estos factores, la psicosis inducida por sustancias puede afectar a cualquier persona que participe en sesiones de chemsex. Cuando ocurre, puede ser muy difícil de gestionar, tanto para quien la experimenta como para quienes la rodean.
¿Qué sucede en el cerebro?
El cerebro es el organo encargado de interpretar nuestro entorno, regular la atribución de saliencia a los estímulos que percibe para valorar una posible respuesta de huída o ataque. Concretamente, la dopamina es la principal encargada de regular este sistema, la hiperactivación de la dopamina en ciertas regiones puede afectar a las capacidades de una persona para:
- Evaluar a qué estímulos debemos centrar nuestra atención.
- Capacidad crítica de diferenciar entre lo relevante e irrelevante.
- Imprecisión en diferenciar recuerdos y en su atribución objetiva al asociarlos con stuaciones reales.
¿Qué me está pasando?
Nuestros cerebros son órganos realmente complejos. Procesan e interpretan grandes cantidades de información, estímulos y conceptos. Muchos de los que hemos sufrido o tenemos historias en las que hemos sentido inseguridad, vergüenza, juicio o rechazo, crecemos con habilidades sensoriales que nos protegen de estos sentimientos, y nos convertimos en personas entrenadas en evitar ese dolor o vulnerabilidad utilizando nuestra imaginación (a veces incluso inconscientemente) para anticiparnos a cualquier hecho incómodo.
Somos muy buenos dibujando cientos de escenarios potenciales en nuestras cabezas en una fracción de segundo, escenarios en los que las cosas pueden salir mal o nos pueden hacer sentir vulnerables. Estos procesos nos mantienen en alerta y para reaccionar a lo que sea que vaya a suceder. Con los años se convierten en un hábito, un mecanismo de defensa, de autoprotección. Desarrollamos un gran número de sentidos y alertas intrincadamente sensibles que nos mantienen a salvo. Cuando estos sentidos y esta imaginación son hiperestimulados con las sustancias, cuando sentimos cansancio, debido a la falta de sueño, todo sale mal.
Muy mal.
Porque por muy geniales y creativos que sean nuestros cerebros, son capaces de malinterpretar las señales de formas muy dispares. Mientras participemos en estos escenarios de colocón y agotamiento, nuestros inteligentes cerebros pueden manifestar miedos propios, incluso cuando intentan protegernos de ellos. Podemos llegar a convencernos de las cosas más extrañas. Algunas veces pueden ser auténticas alucinaciones (ver, oír, oler cosas que no están ahí). Otras veces pueden ser fenómenos menos “obvios” que las alucinaciones, como distorsiones en los sonidos y las imágenes que nos rodean para convertirlas en cosas totalmente distintas a lo que son en realidad.
Podemos atribuir los significados y sentidos más extraños a las cosas más sencillas. Cuanto más pensamos en ello, cuanto más nos obsesionamos, más llegamos a creer en estas malinterpretaciones. Así, al final, todo lo que vemos y oímos se convierte en prueba de nuestra paranoia (lo que estamos sintiendo).
Es muy convincente.
Y asusta mucho.
Es importante saber que simplemente se trata de nuestro cerebro. Nuestro inteligente y habilidoso cerebro, intoxicado y exhausto, tratando de entender la situación en la que nos encontramos y manteniéndonos alerta y a salvo… pero malinterpretando las señales de formas espectaculares.
Las sustancias químicas aumentan el nivel de dopamina y otros neurotransmisores en nuestro cerebro, eso es lo que nos hace sentir bien. Muchos de estos neurotransmisores son los que liberamos cuando estamos ante un peligro potencial. Esas sustancias que nos hacen sentir bien son las mismas que nos hacen estar en alerta, atención y vigilantes cuando estamos ante un peligro potencial. Así, cuando estamos en entornos impredecibles, física y emocionalmente exhaustos y aun así liberando grandes cantidades de neurotransmisores, se crea un marco sólido para la malinterpretación de los estímulos, que puede ser realmente creativo y convincente.
Tu cerebro siente o anticipa el miedo y el peligro, poniéndose en modo de alerta. Ya sea a causa de la sustancia, de lo impredecible del contexto o del cansancio (o una mezcla de todos), el cerebro sabe que hay algo diferente, y entra en modo “respuesta al miedo”. Trata de protegerte de la confusión y del peligro percibido, tratando de dar sentido a esos estímulos confusos (pero malinterpretando muchos de ellos) para llegar a conclusiones; y bastante creativas. Bastante convincentes.
La espiral se va retroalimentando, se autoconfirman el estado de peligro, la hipervigilancia y la ansiedad. Se manifiestan de muchas maneras, todas ellas distintas, según nuestros propios miedos, vergüenzas, historias y circunstancias.
Oír voces
Uno de los síntomas más confusos y molestos puede ser las voces que oímos algunas veces en nuestra cabeza. En ocasiones pueden ser murmullos incomprensibles que escuchamos en salas contiguas, cubículos de sauna; otras veces pueden provenir de nuestros dispositivos electrónicos.
En ocasiones pueden ser más notables.
La primera vez que las escuchamos podría ser simplemente una voz que narra tus movimientos, por ejemplo “acaba de entrar en la habitación”. Es posible que reconozcamos esta voz, puede parecer la de alguien que conocemos, o puede que comparta sus características. O puede que no. Cuanto más escuchamos la voz, más solemos darnos cuenta de que no es real. A pesar de ello, las voces siguen apareciendo.
Así que la tendencia, temiendo que algo está mal dentro de nosotros o que nadie nos entenderá, es la de mantenerlo en secreto. El miedo a contarlo y que, a partir de entonces, se nos encierre en un manicomio o algo parecido.
Pero no es así, es un síntoma común y tratable.
Lo más usual es que la voz se convierta en un pequeño grupo de voces, por las paredes o el techo, provenientes de un lugar cercano pero imposible de distinguir con claridad. Las voces evolucionarán y es posible que más allá de simplemente narrar nuestros movimientos se conviertan en persecutorias y crueles. Pueden ser avergonzantes, críticas, poco sensibles. Pueden avisar de un horrible daño inevitable, como que vamos a ser “pillados en el acto” en medio de algo ilegal o vergonzoso. Las voces jurarán, maldecirán y abusarán de tu psique. Se convierten en un diálogo en nuestras cabezas y nuestras vidas, manteniéndonos en un desagradable y constante estado de miedo y autodesprecio. Es habitual que alguna de ellas sea más agradable o protectora que las demás, que suelen ser mucho más crueles.
¿Qué me está pasando?
Piensa en cuando te golpeas en el dedo meñique del pie y exclamas para ti mismo “Oh, que estúpido”, ya sea en voz alta o dentro de tu cabeza. (Sería interesante si las primeras palabras que salieran de tu boca fueran algo más amable contigo mismo, como “Oh, qué patoso soy, pero me doy permiso para serlo algunas veces”. Sin embargo, nuestra reacción más común es mucho más crítica “Oh, qué estúpido”).
Esta misma voz es la que se manifiesta cuando estamos sobreestimulados y exhaustos bajo los efectos de las drogas. Y en algún punto parece que viene de fuera de nuestra cabeza y, por alguna razón, siempre es crítica.
Y además, hay más de una.
Es importante reforzar el hecho de que las voces no son reales. Están asociadas al estrés y a la hipervigilancia sobre el peligro, el rechazo, la crítica o algo que está ocurriendo y no está bien. Las voces te preparan para el peligro, con su extraña estrategia, te protegen, te mantienen alerta. Incluso aunque no te sientas así.
Puede ser de ayuda:
- Recordarte a ti mismo que no son reales, que únicamente es tu mente crítica creándolas.
- Sonríe y toma una gran bocanada de aire. Las voces se alimentan de la ansiedad, así que cuanto más calmado y sonriente te sientas, menos poder tendrán. Decirle a un amigo de confianza que estás experimentando “voces” puede ser útil.
- Busca ayuda si te asustas o si se vuelven difíciles de manejar. Si persisten durante días después de descansar y sin consumo de sustancias, acude a un centro médico, ya que puede indicar el desarrollo de problemas de salud mental más complejos. Pero recuerda, EXISTE tratamiento
¿Cómo podemos ayudarnos a nosotros mismos?
Hay cosas que podemos hacer para ayudarnos a nosotros mismos.
Una vez que estamos en las garras de la psicosis, es difícil detenerla; sobre todo si creemos que es real, que no es una psicosis. Y una vez que llega, es probable que se quede contigo hasta que te duermas; es así por naturaleza. Especialmente, la metanfetamina dura mucho tiempo en nuestro cuerpo, y una gran parte del problema es la falta de sueño, por lo que es poco probable que la situación mejore mientras la sesión de consumo continúe. Encontrar un lugar seguro y dormir la mona es el mejor método.
Pero hay más cosas que podemos hacer:
Intenta evitarlo
Antes de decidir consumir, haz una revisión rápida de tu historial;
- ¿Tienes paranoia o psicosis cada vez que consumes drogas? ¿Más del 50% de las veces?
- ¿Cómo has manejado los síntomas de paranoia/psicosis en el pasado? ¿Qué ha funcionado y qué no?
- ¿Qué ambientes han sido mejores o peores?
- ¿Solamente está asociado con una persona o sitio en particular o puede pasar en cualquier sitio?
- ¿Únicamente se asocia con drogas inyectadas o es independiente de la vía de consumo?
- ¿Solo ocurre después de sesiones muy largas (de 2 o 3 días)? ¿Tienes la capacidad de «detener» una sesión antes (como después de 12 horas)? ¿Cuándo fue la última vez que te propusiste hacer algo así y lo conseguiste?
- ¿Sigues diciéndote a ti mismo que esta vez será diferente?
Intenta identificarlo lo antes posible
Los primeros signos de alerta pueden ser:
- Sentir inseguridad
- Creer que no encajas en un ambiente, que el resto de personas no quieren que estés allí.
- Dudar o darle muchas vueltas a lo que una persona quiere decir cada vez que habla.
- Una sensación de ansiedad (que supera a las sensaciones agradables del «colocón»).
- Pensamientos obsesivos sobre cosas como tener una erección o el último mensaje que has recibido, o una mancha en tu cara, o traumas pasados, o sobre todas las cosas que podrían salir mal.
Qué hacer una vez que identificas que estás experimentando una psicosis
Muchas veces, no sabemos que estamos experimentando una psicosis; normalmente, estamos demasiado ocupados pensando que lo que está pasando es real. Pero si estás familiarizado con ella… si ocurre a menudo y vas aprendiendo a identificar cuándo está ocurriendo, entonces hay algunas cosas que puedes hacer para calmarte.
En primer lugar, vete a un sitio que te transmita seguridad. Distraernos es a menudo lo mejor que podemos hacer cuando estamos en este estado; ya que la psicosis está mayormente impulsada por un patrón de pensamiento obsesivo y ansioso. Distraernos todo lo posible de esos pensamientos es la mejor manera mediante la que nos podemos ayudar. Un diálogo o conversación amable con una persona de confianza debería ayudar, especialmente si el tema de la conversación no es sobre el peligro en sí mismo, sino sobre algo totalmente distinto. Probablemente, parezca difícil hablar sobre un tema diferente (porque estamos TAN obsesionados en ese momento), pero se puede hacer con concentración y trabajo duro. Si puedes centrarte en un tema diferente, te será realmente útil. Si buscas esta ayuda en un amigo, pídele mantener el tema lo más alejado del peligro con el que estás obsesionado.
Habla sobre el último capítulo de RuPaul´s Drag Race, una fiesta a la que fuiste en la que te lo pasaste genial, sobre una buena amistad tuya, o unas vacaciones recientes… cualquier cosa que realmente te distraiga de tus obsesiones de ese momento. Algunos ambientes son más propicios para la relajación y la seguridad que otros. Si estás en un ambiente de chemsex en el que no te sientes seguro, confía en el anfitrión (o en alguna persona de confianza que esté allí), dile que te sientes inseguro y pregúntale si hay algo que pueda hacer para ayudarte. Si eso no ayuda, simplemente vete. Tu propia casa siempre es mejor si te sientes seguro en ella. La música relajante o alegre que más te guste puede ser útil, cambiar la iluminación, abrir o cerrar las cortinas. Comer y tomar una bebida caliente siempre ayuda, porque concentra el flujo sanguíneo de nuestro cuerpo de manera diferente. A veces el porno puede ser una buena distracción, pero también puede mantenernos en un estado de excitación y estimulación, desencadenando otros pensamientos y sentimientos que pueden ser contraproducentes para nuestra psicosis.
Aléjate de los dispositivos electrónicos
Evita usar el ordenador y apaga el móvil a no ser que lo necesites para una llamada de emergencia, contactar a un amigo o gestionar el transporte. Los dispositivos electrónicos rara vez ayudan a nuestra psicosis, es más, es probable que la empeoren. La naturaleza del contenido al que accedemos mediante estos dispositivos, nuestra relación con los mismos o su asociación con experiencias de chemsex o las aplicaciones de ligoteo pueden llevarnos a desconfiar de nuestros dispositivos o de nuestra seguridad alrededor de ellos. Especialmente si nos obsesionamos con que nuestro móvil u ordenador está pinchado o hackeado. Apaga todo si puedes, y encuentra una mejor distracción (alguna amistad o, si tienes, tu mascota). Centra todos tus esfuerzos en ser amable contigo mismo en tus pensamientos.
Medicinas
Los relajantes musculares/pastillas para dormir como el Valium pueden ser muy útiles en momentos como éste, o también un antipsicótico de acción rápida como la Quetiapina. Algunas personas han informado que las píldoras para dormir de tipo hipnótico (zopiclina, zolpidem) pueden exacerbar las alucinaciones y empeorarlas, por lo que una benzodiacepina podría ser una mejor opción; pero ten cuidado; si has tomado mucho GHB/GBL, las benzodiacepinas (como el Valium y el Diazepam) pueden aumentar la posibilidad de una sobredosis, y algunas personas, presas del pánico, podrían tomar demasiado Valium. Muchas de las sobredosis y muertes por G han sido causadas por personas psicóticas que tratan de calmarse urgentemente. Toma una pastilla y sé paciente, dale tiempo a que funcione. Para ayudar a que los medicamentos tengan su efecto, puedes probar a crear un ambiente y un estado de ánimo que resulten relajantes y calmados.
Si sientes que realmente estás en peligro inmediato y urgente, entonces ve a un lugar seguro y llama a los servicios de emergencia; incluso si estás drogado, su trabajo sigue siendo protegerte, y puede ser una situación más segura que en la que te encuentras actualmente. Si no es urgente, por ejemplo, aquello que te obsesiona no implica que te vaya a pasar algo malo al día siguiente o de inmediato (pensar que nos han pinchado el teléfono o que nos espían nuestras conversaciones de WhatsApp), entonces el mejor consejo es que vayas a un sitio que te transmita seguridad, intentes dormir un poco y trabajes/pienses sobre lo que ha pasado una vez estés sobrio y descansado.
¿Cómo podemos cuidar a los demás?
Lo más eficaz que podemos hacer por una persona que esté sufriendo una psicosis inducida por drogas es ayudarla a sentirse segura y relajada en el entorno en el que se encuentra; esto puede implicar cambiar la iluminación, cambiar o quitar la pornografía o la música que pueda estar sonando, o invitarla a una habitación en la que se sienta más segura. Cualquier cosa que les transmita más seguridad, más relajación, menos «observación» es útil; y proporcionarles opciones y posibilidades de elección es importante; sentirse atrapados, sentir que no tienen elección o sin opciones, solo hará que la situación vaya a peor.
Las sugerencias que hacemos a continuación pueden ser muy útiles, pero no garantizan la desaparición de los síntomas en todos los casos.
No te dejes llevar por el tema, o por el estado de ánimo
La intensidad y la importancia urgente que se asocia a la situación puede ser contagiosa, más o menos. Al tratar de ayudar a alguien, podemos llegar a estar muy atraídos por el estado de ánimo y la urgencia que están sintiendo y creando. Pero a pesar de eso, lo mejor que podemos hacer es negarnos a ser atraídos por ese estado de ánimo, y en su lugar, generar un estado de ánimo y un tono de habla tranquilizadores. No tienes que negar su concepto de peligro, no tienes que insistir en que es una psicosis… eso no ayuda. Pero puedes cambiar el enfoque, y no potenciar la cadena de pensamientos y el estado de ánimo que les está causando angustia.
Habla despacio y con calma, a pesar de la velocidad y el tono y el volumen que la persona esté generando en el diálogo. Por mucho que intenten y quieran convencerte del peligro, la urgencia o la conspiración… no vayas por ahí. Un ejemplo de algo que podría decir es:
«Perdona que te interrumpa; sé que estás intentando explicarme algo complicado y urgente; he notado que cuanto más me lo explicas, más angustiado te sientes, y creo que eso puede estar empeorándolo todo. ¿Puedo ayudarte a sentirte más seguro y tranquilo primero para que podamos hablar bien de lo que está pasando? Vamos a la cocina a tomar una taza de té, o hablamos de otra cosa durante unos minutos. Como… antes de que esto empezara, ¿te estabas divirtiendo? ¿Conociste a alguna persona increíble en esta sesión, antes de que se pusiera fea? Háblame de ellas».
Si puedes, intenta insistir (de forma amable y tranquila) en este cambio de conversación. Priorizando su estado de ánimo y bienestar, por encima de los intrincados detalles de urgencia que intentan transmitirte. La naturaleza obsesiva de este estado mental puede ser «capturada» (por así decirlo) al cambiar el enfoque obsesivo por un tema o recuerdo más feliz.
Hacer esto bien… puede cambiar el rumbo de todo su día, y hacer que se sientan más seguridad.
Echando la vista atrás a otras sesiones de chemsex ¿es un síntoma común?
A menudo, la creencia de que está ocurriendo una conspiración, peligro o persecución no es absoluta; a veces la persona a la que cuidamos es consciente de que experimenta estos síntomas cada vez que consume ciertas drogas, que esto es un patrón recurrente. Podría ser útil decir algo como:
«Siento mucho que esto te esté pasando; suena muy desagradable y realmente aterrador». ¿Puedo preguntarte si esto te había pasado alguna vez? ¿Es algo que ocurre a menudo cuando consumes drogas? No es que no te crea, sólo quiero descartar la paranoia, porque es un síntoma tan común de las drogas, que a veces me pasa a mí mismo. Por ejemplo, ¿pasó algo como esto la última vez que te drogaste?»
Obviamente, si esta conversación causa más desconfianza y angustia, párala de inmediato, pero muy a menudo de esta forma pueden identificar un patrón recurrente, y esto puede ser tranquilizador para ellos darse cuenta.
(Si muestran algún espacio para la duda, no te muestres demasiado «victorioso» o feliz de haberlos convencido de esto. Es una noticia perturbadora el darse cuenta de que has sido víctima de tu propia psicosis, otra vez. Sé amable, calmado y gentil mientras les ayudas a darse cuenta.)
Haciendo una escala de valoración del 1 al 10; cómo de «reales» pueden ser estas cosas
Si empiezan a dudar, si pueden reconocer que han experimentado estos síntomas antes y están dudando… puedes sugerirle una escala de valoración del 1 al 10:
«En una escala del 1 al 10 (donde el 1 no es real en absoluto, y el 10 es totalmente real), ¿Cómo de reales crees que son estas cosas que me estás explicando? ¿O cómo de real es el peligro?»
De nuevo; si empiezan a dudar de si el peligro es real, no te muestres demasiado «victorioso» o feliz de haberlos convencido de esto. Es una noticia preocupante darse cuenta de que has sido víctima de tu propia psicosis. De nuevo. Sea amable, calmado y gentil mientras les ayuda a darse cuenta de esto.
Vías de atención profesional
La psicosis inducida por drogas puede convertirse en una emergencia.
Cuando una persona está tan angustiada que pasa a necesitar atención profesional urgente, podría convertirse en un peligro para sí misma o para otros en sus intentos de protegerse a sí misma o a los demás de los peligros percibidos.
En estos casos, se debe alentar a la persona a llamar a los servicios de emergencia o a la policía, según lo que le resulte más cómodo. Siempre es mejor si deciden hacerlo ellos mismos. Pero en muchos casos, la paranoia que puede estar impulsando la psicosis puede hacer que la persona desconfíe de los servicios de emergencia y de la policía, y de tus propios esfuerzos para ayudarlos.
Nunca es agradable intervenir en las libertades de una persona, pero si crees que alguien es un posible peligro para sí mismo o para los demás, y desconfía o no está dispuesto a llamar a los servicios de emergencia o a la policía, llámalos tú mismo y deja que la persona al otro lado de la línea de emergencias te ayude a determinar el curso de acción más seguro.
Aunque la psicosis inducida por drogas es común y con frecuencia no es permanente, experimentarla regularmente puede aumentar la probabilidad de que se desarrollen algunos problemas permanentes. Si se está convirtiendo en una experiencia frecuente, trata de tomar un descanso de las drogas por un tiempo y busca algo de apoyo de algún servicio de salud de confianza.
Si observas que los síntomas señalados en la sección uno siguen presentes aun cuando estás sobrio, días o semanas después de haber tomado drogas, por favor, busca ayuda. Porque cuanto antes lo hagas, mayor será la probabilidad de que se pueda manejar bien y de prevenir cualquier daño permanente en tu salud mental.
Y siempre llama a los servicios de emergencia o a la policía si la preocupación es por un peligro o un crimen real.
Resumen
Hay cosas que podemos hacer para ayudarnos a nosotros mismos.
Una vez que estamos en las garras de la psicosis, es difícil detenerla; sobre todo si creemos que es real, que no es una psicosis. Y una vez que llega, es probable que se quede contigo hasta que te duermas; es así por naturaleza. Especialmente, la metanfetamina dura mucho tiempo en nuestro cuerpo, y una gran parte del problema es la falta de sueño, por lo que es poco probable que la situación mejore mientras la sesión de consumo continúe. Encontrar un lugar seguro y dormir la mona es el mejor método.
Pero hay más cosas que podemos hacer:
Intenta evitarlo
Antes de decidir consumir, haz una revisión rápida de tu historial;
- ¿Tienes paranoia o psicosis cada vez que consumes drogas? ¿Más del 50% de las veces?
- ¿Cómo has manejado los síntomas de paranoia/psicosis en el pasado? ¿Qué ha funcionado y qué no?
- ¿Qué ambientes han sido mejores o peores?
- ¿Solamente está asociado con una persona o sitio en particular o puede pasar en cualquier sitio?
- ¿Únicamente se asocia con drogas inyectadas o es independiente de la vía de consumo?
- ¿Solo ocurre después de sesiones muy largas (de 2 o 3 días)? ¿Tienes la capacidad de «detener» una sesión antes (como después de 12 horas)? ¿Cuándo fue la última vez que te propusiste hacer algo así y lo conseguiste?
- ¿Sigues diciéndote a ti mismo que esta vez será diferente?
Intenta identificarlo lo antes posible
Los primeros signos de alerta pueden ser:
- Sentir inseguridad
- Creer que no encajas en un ambiente, que el resto de personas no quieren que estés allí.
- Dudar o darle muchas vueltas a lo que una persona quiere decir cada vez que habla.
- Una sensación de ansiedad (que supera a las sensaciones agradables del «colocón»).
- Pensamientos obsesivos sobre cosas como tener una erección o el último mensaje que has recibido, o una mancha en tu cara, o traumas pasados, o sobre todas las cosas que podrían salir mal.
Qué hacer una vez que identificas que estás experimentando una psicosis
Muchas veces, no sabemos que estamos experimentando una psicosis; normalmente, estamos demasiado ocupados pensando que lo que está pasando es real. Pero si estás familiarizado con ella… si ocurre a menudo y vas aprendiendo a identificar cuándo está ocurriendo, entonces hay algunas cosas que puedes hacer para calmarte.
En primer lugar, vete a un sitio que te transmita seguridad. Distraernos es a menudo lo mejor que podemos hacer cuando estamos en este estado; ya que la psicosis está mayormente impulsada por un patrón de pensamiento obsesivo y ansioso. Distraernos todo lo posible de esos pensamientos es la mejor manera mediante la que nos podemos ayudar. Un diálogo o conversación amable con una persona de confianza debería ayudar, especialmente si el tema de la conversación no es sobre el peligro en sí mismo, sino sobre algo totalmente distinto. Probablemente, parezca difícil hablar sobre un tema diferente (porque estamos TAN obsesionados en ese momento), pero se puede hacer con concentración y trabajo duro. Si puedes centrarte en un tema diferente, te será realmente útil. Si buscas esta ayuda en un amigo, pídele mantener el tema lo más alejado del peligro con el que estás obsesionado.
Habla sobre el último capítulo de RuPaul´s Drag Race, una fiesta a la que fuiste en la que te lo pasaste genial, sobre una buena amistad tuya, o unas vacaciones recientes… cualquier cosa que realmente te distraiga de tus obsesiones de ese momento. Algunos ambientes son más propicios para la relajación y la seguridad que otros. Si estás en un ambiente de chemsex en el que no te sientes seguro, confía en el anfitrión (o en alguna persona de confianza que esté allí), dile que te sientes inseguro y pregúntale si hay algo que pueda hacer para ayudarte. Si eso no ayuda, simplemente vete. Tu propia casa siempre es mejor si te sientes seguro en ella. La música relajante o alegre que más te guste puede ser útil, cambiar la iluminación, abrir o cerrar las cortinas. Comer y tomar una bebida caliente siempre ayuda, porque concentra el flujo sanguíneo de nuestro cuerpo de manera diferente. A veces el porno puede ser una buena distracción, pero también puede mantenernos en un estado de excitación y estimulación, desencadenando otros pensamientos y sentimientos que pueden ser contraproducentes para nuestra psicosis.
Aléjate de los dispositivos electrónicos
Evita usar el ordenador y apaga el móvil a no ser que lo necesites para una llamada de emergencia, contactar a un amigo o gestionar el transporte. Los dispositivos electrónicos rara vez ayudan a nuestra psicosis, es más, es probable que la empeoren. La naturaleza del contenido al que accedemos mediante estos dispositivos, nuestra relación con los mismos o su asociación con experiencias de chemsex o las aplicaciones de ligoteo pueden llevarnos a desconfiar de nuestros dispositivos o de nuestra seguridad alrededor de ellos. Especialmente si nos obsesionamos con que nuestro móvil u ordenador está pinchado o hackeado. Apaga todo si puedes, y encuentra una mejor distracción (alguna amistad o, si tienes, tu mascota). Centra todos tus esfuerzos en ser amable contigo mismo en tus pensamientos.
Medicinas
Los relajantes musculares/pastillas para dormir como el Valium pueden ser muy útiles en momentos como éste, o también un antipsicótico de acción rápida como la Quetiapina. Algunas personas han informado que las píldoras para dormir de tipo hipnótico (zopiclina, zolpidem) pueden exacerbar las alucinaciones y empeorarlas, por lo que una benzodiacepina podría ser una mejor opción; pero ten cuidado; si has tomado mucho GHB/GBL, las benzodiacepinas (como el Valium y el Diazepam) pueden aumentar la posibilidad de una sobredosis, y algunas personas, presas del pánico, podrían tomar demasiado Valium. Muchas de las sobredosis y muertes por G han sido causadas por personas psicóticas que tratan de calmarse urgentemente. Toma una pastilla y sé paciente, dale tiempo a que funcione. Para ayudar a que los medicamentos tengan su efecto, puedes probar a crear un ambiente y un estado de ánimo que resulten relajantes y calmados.
Si sientes que realmente estás en peligro inmediato y urgente, entonces ve a un lugar seguro y llama a los servicios de emergencia; incluso si estás drogado, su trabajo sigue siendo protegerte, y puede ser una situación más segura que en la que te encuentras actualmente. Si no es urgente, por ejemplo, aquello que te obsesiona no implica que te vaya a pasar algo malo al día siguiente o de inmediato (pensar que nos han pinchado el teléfono o que nos espían nuestras conversaciones de WhatsApp), entonces el mejor consejo es que vayas a un sitio que te transmita seguridad, intentes dormir un poco y trabajes/pienses sobre lo que ha pasado una vez estés sobrio y descansado.
La psicosis por chemsex (o psicosis inducida por drogas) es un efecto secundario muy común, que muchas personas hemos experimentado o presenciado. No es más que nuestro cerebro intentando mantenernos a salvo del daño (aunque de forma errónea porque sentimos agotamiento y estamos de «colocón»).
No hay nada por lo que sentirse avergonzado, y en la mayoría de casos es temporal. Es gestionable si nos esforzamos en mantenernos en calma, cambiando nuestro entorno y confiando en nuestras amistades y en los servicios de emergencia.
Para ayudarte a ti:
Evita inyectarte y evita sesiones de chemsex muy largas. Juega con gente que te gusta y en la que confías. Reconoce los síntomas pronto y cuéntaselo a alguien o cambia de entorno. Crea entornos reconfortantes. Come algo, bebe té o chocolate caliente. Reconoce esto como un posible patrón asociado con otras sesiones, reconoce cualquier patrón de pensamiento obsesivo, distráete. Mantente desconectado. Busca ayuda en quien confíes. Prueba una pastilla para dormir o Valium (no te pases, y ten especial precaución si has estado usando G).
Para ayudar al resto:
Lo mejor que puedes hacer es NO centrarte en el tema, procura cambiar el foco de atención y distraer. Ofrece opciones. Estate calmado, reconfortante, quédate a su lado y sé amable.
Si hay lugar a duda, haz referencia a otras sesiones en las que se haya experimentado esto, e intenta baremar como de real piensan que es el peligro.
Sé dulce y agradable a la vez que les guías a través de esta comprensión.
Lo mejor de todo es ser amable los unos con los otros.
La psicosis únicamente trata sobre sentirse inseguro en un entorno. Por lo que todos tenemos el poder de crear espacios lo más seguros, agradables y menos juiciosos posible, mientras disfrutamos del amor y los placeres de nuestras experiencias y conexiones del chemsex.
Ésta es la mejor forma de evitar la psicosis por chemsex.