¿Qué debemos saber del VIH?

Ene 31, 2020

Chem-Safe

Hablar de VIH, hoy en día, implica hablar de una infección que se ha convertido en crónica con unos muy buenos avances, desde el punto de vista sanitario, que permiten a las personas que son diagnosticadas tener una calidad y esperanza de vida como las de cualquier otra persona. Sin embargo, aún siguen surgiendo muchas dudas respecto a aspectos básicos de la infección como las vías de transmisión o la prevención. ¿Cómo es posible que continúe sucediendo esto cuando estamos en plena era de la información?

 

Uno de los fracasos fundamentales en lo que al VIH se refiere es el estigma social y es uno de los factores principales que hacen que, pese a toda la información disponible, aún sigan muchas cuestiones planeando por nuestras cabezas. ESTIGMA no solo asociado al VIH sino también a otras infecciones de transmisión genital, al sexo, a la sexualidad, a la diversidad, los besos, los cuerpos, los abrazos, las penetraciones, el fist-fucking, los cockrings, los lapos, los latigazos, el bareback, el amor, el poliamor, la libertad sexual…, en definitiva, el ESTIGMA a las diversas formas de ser, estar, desear y amar en la vida.

¿Y cómo podemos combatir el estigma? Con conocimiento, educación e información. Pero es necesario que todo ello sea objetivo, fiable y basado en conocimiento científico para que nos de las herramientas eficaces para cuidar nuestra salud sexual a nivel físico, pero también en otros aspectos muy importantes que solemos descuidar más la salud sexual a nivel emocional y psicológico. Sentirnos bien con nuestra sexualidad en todos estos aspectos me permitirá vivir una sexualidad más sana y placentera.

¿Por dónde empezar entonces a hablar de VIH?

Diferencias VIH/sida

El VIH es el virus de la inmunodeficiencia humana, se transmite de persona a persona y provoca un cuadro de inmunodeficiencia.

Existen dos tipos: el VIH-1 y el VIH-2. El que predomina es el tipo 1, que es el más agresivo de los dos. El tipo 2 predomina en algunas regiones de África. Este virus es capaz de penetrar en los linfocitos CD4 y cumplir su ciclo vital dentro de ellos. Los linfocitos CD4 son parte de nuestros glóbulos blancos que se encargan de proteger a nuestro cuerpo de cualquier patógeno u organismo externo que pueda dañarnos. Dentro de los glóbulos blancos, estos linfocitos CD$ son “los generales” de nuestro ejército de defensas, ellos se encargan de detectar y ordenar la defensa de nuestro organismo. El virus del VIH utiliza a los CD4 para reproducirse a la vez que los destruye, mermando nuestro sistema inmunológico. De esta forma, el organismo es más vulnerable ante enfermedades e infecciones denominadas oportunistas.

El VIH no es el sida, pero la acción de este virus en el organismo sin tratamiento que lo controle puede conducir a un estado de salud que se denomina sida. El sida es el Síndrome de Inmunodeficiencia adquirido; es una fase de la infección provocada por el VIH. Una persona está en fase sida cuando sus CD4 están por menos de 200 copias y al menos presenta síntomas de dos o más enfermedades oportunistas (como puede ser una neumonía o tuberculosis).

¿Cómo se transmite?

El VIH tiene un mecanismo de transmisión muy claro y, por tanto, relativamente fácil de controlar. Es importante destacar que el virus del VIH dura muy poco fuera del cuerpo humano. Para que se transmita el VIH tienen que darse 3 factores:

1. Que la persona con la que tenemos relaciones tenga el virus y no lo tenga controlado (INDETECTABLE = INTANSMISIBLE). Es verdad que, la mayoría de las veces, desconocemos el estado serológico de las personas con las que tenemos encuentros sexuales, incluso, puede que la misma persona no se haya testado nunca anteriormente.

2. Es necesario la presencia de un fluido con capacidad de infectar. Es decir, que tenga suficiente cantidad de virus. Los fluidos que transmiten el virus son: la sangre, el flujo vaginal y el semen.

3. La vía de entrada.

La mayoría de las nuevas transmisiones son por prácticas sexuales desprotegidas.

Por tanto, el VIH NO se transmite…
  • No se trasmite por utilizar el mismo lavabo y compartir utensilios domésticos como toallas, sábanas, platos y cubiertos.
  • No se transmite por acudir a piscinas, saunas o gimnasio.
  • No se trasmite a través de la picadura de insectos, como los mosquitos, o a través de animales domésticos.
  • No se trasmite por abrazar, besar o dar la mano a una persona con el VIH.

¿Cómo se previene?

Pack preventivo: más allá del condón

En la actualidad, existen más herramientas que nunca con gran capacidad para prevenir el VIH y otras ITS si se utilizan bien. Encontramos estrategias clásicas de prevención a las que se añaden otras estrategias que hacen uso de los fármacos antirretrovirales como la profilaxis post-exposición, y la profilaxis pre-exposición (PrEP).

Circuncisión masculina

Muchos estudios aseguran que la circuncisión masculina, que es una escisión quirúrgica del prepucio del pene, reduce el riesgo de contraer el VIH para los hombres hasta en un 60% siempre que se respete el periodo de abstinencia en el postoperatorio inmediato. La razón es que es posible que durante las relaciones sexuales el prepucio sufra heridas que provocan inflamación siendo una vía de entrada del VIH, además, los fluidos infecciosos (secreciones vaginales y anales y sangre) se pueden quedar atrapados bajo el prepucio y permanecer allí finalizadas las relaciones sexuales.

La circuncisión protege sólo a las personas operadas con la circuncisión (personas con pene), ya que esta intervención no hace que una persona VIH positivo tenga menos probabilidad de transmitir el virus, aunque esté operada. En los hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, podría existir cierto efecto protector para los hombres que practican principalmente al coito anal insertivo.

Preservativos

El preservativo, también conocido como profiláctico o condón es un dispositivo de barrera que se utiliza durante las relaciones con penetración (bucal, anal o vaginal) para reducir la probabilidad de transmisión de algunas infecciones de transmisión genital. (ITG). Existen dos tipos de preservativos:

Preservativos insertivos

Consiste en una funda de látex o poliuretano que se coloca en el pene erecto o dildo antes de la penetración y que lo cubre por completo. Si se usa el preservativo de manera perfecta y atendiendo solo al posible fallo mecánico que este pueda tener (rotura o retención), se considera que su eficacia es del 99,5%.

Ventajas:

  • Es un método seguro, avalado por sus estudios de eficacia.
  • Es muy económico y fácil de conseguir.

Inconvenientes:

  • Existe posibilidad de rotura, por lo que hay que tener cuidado con su uso. Se recomienda ponerlo con calma y utilizar lubricante hidrosoluble.
  • Las personas con alergia al látex podrán utilizar preservativos hipoalergénicos.
  • Algunas personas pueden sentir presión en el pene y sentirse molestas en sus relaciones. Por ello hay tallas que se adaptan bien a los grosores de los penes.
Preservativos receptivos

Consiste en una delgada funda transparente con dos anillos en sus extremos, cerrada en uno de sus anillos, que se ajusta a las paredes de la vagina o del ano y se puede llevar puesto hasta 8 horas. A diferencia del preservativo insertivo no queda ajustado a tensión y por la humedad y temperatura propias de la vagina se adhiere cómodamente y su presencia es casi inapreciable.

Ventajas:

  • Está hecho de poliuretano o nitrilo, por lo que es una alternativa para quienes tienen alergia al látex.
  • Protege mejor contra las ITS al cubrir más superficie de los genitales.
  • Puede permitir juegos eróticos previos y posteriores a la penetración sin necesidad de interrumpir la relación ya que se puede insertar desde el principio del encuentro puesto que no necesita que el pene esté en erección para colocarlo.
  • No es necesario retirarlo inmediatamente después de la eyaculación.
  • Viene muy lubricado, por lo que puede ser una solución en los casos de
    falta de lubricación.

Inconvenientes:

  • Es más caro que el condón insertivo.
  • Si no se coloca bien su efectividad desciende.
  • Puede causar irritaciones en el pene y/o en la vulva.
  • No es estéticamente atractivo.

Lubricantes

El uso de lubricantes reduce las posibilidades de que el preservativo se rompa y también ayuda a que la penetración sea más fácil y placentera, pero hay que tener en cuenta el tipo de lubricante. Si el preservativo es de látex (como lo son la mayoría de los preservativos insertivos), sólo deben utilizarse lubricantes de base acuosa o solubles en agua o de silicona. Nunca hay que usar lubricantes de base aceitosa (vaselina, aceite, helado, crema de manos…) puesto que pueden dañar el látex.

Hay personas que utilizan la saliva como lubricante para la penetración vaginal y anal y para otras prácticas sexuales como el fisting (introducción de la mano en el recto). Conviene saber que este uso implica un riesgo potencial de intercambio de patógenos al entrar en contacto la saliva de una persona con la mucosa vaginal o rectal de sus parejas sexuales. Esto podría incrementar el riesgo de adquirir o transmitir algunas ITS.

Si se utilizan juguetes sexuales u objetos de silicona para la penetración, no está recomendado el lubricante de silicona, pues puede dañar el juguete.

Tratamiento antirretroviral como prevención de la transmisión del VIH

El papel de los medicamentos antirretrovirales en la prevención de nuevas infecciones ha supuesto una revolución en la forma de pensar la prevención desde comienzos de esta década. Proporcionar tratamiento a las personas VIH positivas para reducir su carga viral puede ser un elemento esencial para acabar con la transmisión del virus. Desde la llegada de las terapias combinadas ha habido un cúmulo de evidencias de su efectividad para reducir la carga viral a niveles indetectables y, por tanto, impedir la transmisión del VIH aún teniendo relaciones sin protección.

Los resultados y, por tanto el mensaje, están claros. Indetectable = Intransmisible.

Prueba del VIH

El test de VIH es un método preventivo más, ya que conocer el estado serológico produce que la persona pueda seguir un tratamiento y seguimiento médico adecuado y un Diagnóstico Precoz que posibilita un mejor afrontamiento de la epidemia. No sólo es importante, realizarse un diagnóstico de VIH, si no también tener en cuenta un diagnostico efectivo de otras ITS; ya que una ITS o ITG puede ser vía de entrada para otras.

A pesar de que hacer el test favorece diagnosticar y tratar precozmente la infección, prevalece el estigma y el rechazo personal y social hacia esta enfermedad. El hecho de hacerse la prueba supone someterse a un juicio preformado, por el simple hecho de querer conocer su uno/a está infectado/a o no. La amenaza del estigma impide la realización de la prueba: aunque no dé un resultado positivo, la persona ya ha sido juzgada (por sí misma y por otros) como potencialmente infectada, lo que se interpreta como “inmoralidad”, “promiscuidad”, “falta de conciencia o de responsabilidad”, etc. El estigma asociado a la enfermedad prevalece sobre el riesgo real de contraer la enfermedad, y al minimizar el riesgo, quitamos importancia a la realización de la prueba, al diagnóstico y a los beneficios de un tratamiento precoz.

Por tanto, no sólo hay que ofrecer test sensibles y rápidos como los que disponemos, sino intentar que cambie la percepción que tenemos del VIH y de las consecuencias de hacerse una prueba. Como educadores en salud contamos con diferentes modelos y teorías de cambios de comportamientos. La disponibilidad de información sobre la infección es sólo la primera de ellas. Puedes acudir a nuestros Centros CASA para realizaros la prueba de forma anónima y gratuita, mediante cita previa.

 

¿En qué consiste? Se trata de una prueba sencilla que, en general, utiliza una pequeña cantidad de sangre o saliva para determinar la presencia del virus. En 20 minutos se obtiene lectura del resultado. Igual que en el resto de pruebas, se requiere confirmación de un positivo con otro tipo de prueba.

¿Quién debe hacérselas?

Hay autoridades sanitarias que recomiendan que toda la población debería hacerse la prueba al menos una vez en la vida. En cualquier caso, se trata de un acto voluntario y está especialmente recomendado en los siguientes casos:

  • Haber compartido material de punción.
  • Haber mantenido relaciones sexuales con penetración sin protección.
  • Haber presentado una infección de transmisión genital o sexual.
  • Tener pareja estable y querer dejar de usar el preservativo con ella.

¿Cuándo hacérmela?

Hay un periodo en el que podemos tener el VIH y, sin embargo, que las pruebas no lo localicen. Es lo que conocemos como período ventana: el tiempo que hay que esperar tras la última práctica de riesgo para obtener un resultado concluyente.

El periodo ventana difiere según la prueba

Con pruebas de tercera generación (sólo anticuerpos; mucosa bucal y algunas con muestra de sangre), hay que esperar 90 días tras la práctica de riesgo para obtener un resultado concluyente.

Con pruebas de cuarta generación (con antígeno, muestra de sangre), en 45 días el resultado es concluyente en un 99,8% y del 100% tras los 90 días.

Si hemos tenido práctica de riesgo para VIH, es importante hacernos la prueba sin que transcurra mucho tiempo tras el periodo ventana porque:

  • Permite un rápido acceso al tratamiento, de tal manera que el virus no progresa y se protegen las defensas. Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor respuesta habrá a éste y la calidad de vida aumentará. Recordemos: la mitad de los diagnósticos de VIH+ en España son tardíos.

  • Una persona con VIH con tratamiento durante varios meses, y con una respuesta eficaz al mismo, consigue lo que se conoce como carga viral INDETECTABLE, unos niveles mínimos de VIH. Una persona con carga viral indetectable de forma mantenida NO TRANSMITE el VIH.

  • Durante los primeros meses de la infección, es más fácil transmitirlo. Si una persona sabe que tiene VIH, en esos primeros meses se pueden evitar infecciones en otras personas
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